El valor de las cosas pequeñas
El padre Francisco nos motiva en esta oportunidad a poner el acento no en las grandes acciones que realizamos o buscar enormes frutos en nuestro día a día, sino a entregar nuestro corazón en cada acción, por pequeña que sea a la mirada del mundo, pues Dios no pone sus ojos en la acción sino en el el amor con que realizamos nuestro día a día.
Debemos ser fieles y perseverantes en el Amor, entregar a Dios nuestro esfuerzo diario y dejar que Él actúe en nuestra vida.
Acerquémonos y seamos constantes en la oración, los sacramentos, en el encuentro con la Palabra de Dios.
¡San José…ruega por nosotros!
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